Isaac Martínez Concierto_wide_color

El aula Alfredo Kraus de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria celebró el pasado día 20 de febrero un recital monográfico en torno a la figura del compositor y virtuoso pianista húngaro Franz Liszt (1811-1886), a cargo del joven intérprete grancanario Isaac Martínez Mederos (1999).

La figura de Liszt ha estado siempre presente como una enigmática celebridad musical del periodo romántico decimonónico y encarna perfectamente al artista romántico.  En su época fue considerado un excelente pianista de gran habilidad interpretativa y de una asombrosa técnica pianística, siendo su ciclo más productivo los años comprendidos entre 1839 a 1947, cuando Liszt realizó innumerables conciertos en Inglaterra, Polonia, Rusia, Portugal, España… Sin embargo, su fama de concertista trotamundos  prevaleció sobre la de compositor en su época, a pesar de que realizó gran cantidad de obras musicales con notables contribuciones, como la creación del Poema Sinfónico, el desarrollo y explotación de las posibilidades técnicas y tímbricas pianísticas y la utilización en sus obras de elementos extra-musicales como por ejemplo la música o la poesía.

Su carácter de músico intelectual, junto a su agitada vida personal que transcurrió entre las pasiones extremas y el misticismo religioso afectaron a su música que, junto con un predominante alto virtuosismo y bravura, la convierte en obras musicales de dificultad extrema solo apto para intérpretes con alto nivel técnico y gran madurez interpretativa.

El programa presentado por Isaac Martínez comenzó con las Variaciones sobre un tema de Bach Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen S180, pieza de marcado carácter fúnebre y doliente, datada del 19 de noviembre de 1862 en su versión para piano. En ella se recogen motivos de la cantata homónima BWV12 y del tema de  Crucifixus de la Misa en Si menor BWV232 del compositor J.S. Bach (1685-1750). Liszt fue un gran admirador del periodo barroco y en especial de la música de Bach, como podemos observar en varias de sus obras y en las diversas transcripciones que realizó de piezas del compositor alemán.

A continuación se escuchó la Sonata en si menor S178, una pieza de estratosférica de alrededor de 30 minutos de duración cuya colocación en el programa  para finalizar una extremadamente larga primera parte no era la más idónea. Publicada en 1854, esta obra maestra interpretada por Martínez, necesita un meticuloso estudio detallado de su escritura, tanto de articulaciones, tempi, fraseos y pedales.

La segunda parte se inició con las segunda de las Dos Leyendas S175 St. François de Paule, marchant sur les flots, compuesta entre 1862 y 1863 tras la versión orquestal, aunque esta última fue publicada con posterioridad. Esta obra es uno de los mejores ejemplos lisztianos de música programática, donde Liszt evoca imágenes de la naturaleza mediante una historia religiosa: San Francisco de Paula atravesando el mar del estrecho de Mesina con un manto.

Seguidamente el joven pianista canario interpretó dos obras de temática fúnebre: Miserere du Troivatore S433 y la Csárdás Macabre S224. La primera de ellas fue compuesta en 1854 y muestra la evidente admiración de Liszt por Verdi. En ella Liszt recoge melodías del Acto IV de la ópera Il Trovatore de Verdi (1813-1901) y hace uso del registro grave del piano imitando el repique de las campanas acompañando al Miserere, representado por Manrico en la ópera del compositor italiano. La Csárdás Macabre en cambio fue compuesta en 1881 en los últimos años de vida de Liszt, cuando ya sufría problemas de salud tanto físicos como mentales. En esa obra se aprecia un lenguaje y una textura que la distingue de sus obras de brillante virtuosidad.

El concierto finalizó con dos obras de alto grado de virtuosismo como son el enérgico estudio de perfeccionamiento Ab Irato S143, incluido en Methode des Methodes de Moscheles y Fetis y la bravura del Grand Galop Cromatique S219. El público presente reconoció el esfuerzo y trabajo del pianista canario con unos calurosos aplausos que Isaac Martínez agradeció regalando el estudio nº3  de Liszt de los Grandes Études de Paganini, popularmente conocido como La Campanella.

El concierto puso de manifiesto el buen trabajo memorístico del intérprete, así como su buena disposición y ambición por el exigente repertorio pianístico de F. Liszt. Sin embargo, nos gustaría verle abordar un repertorio más idóneo para su edad y su nivel técnico y musical y que el intérprete abordaría sin duda de manera excepcional, mostrando una mejor visión interpretativa y un entendimiento más completo del discurso musical. Esperemos que el Aula Alfredo Kraus de la Universidad de L.P.G.C. continúe con la gran labor y apoyo a los músicos estudiantes ofreciendo su fantástica instalación y  su magnífico piano que les permite desarrollar su aprendizaje fuera de las aulas.