El cantautor José Enrique Rodríguez presenta este viernes 14, en el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria, su primer disco en solitario denominado Amor nada más.

José Enrique Rodríguez

José Enrique Rodríguez

 

Erasmo José Enrique ha sido hasta ahora más conocido en Canarias por sus habituales colaboraciones con algunos de los más importantes artistas canarios. José Vélez, Mestisay, Andrés Molina, Miguel Afonso, Sergio Alzola o el timplista Germán López han disfrutado en sus discos y directos de su violín, instrumento del que es graduado por el Conservatorio Félix Varela de La Habana.

El conocido espacio de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria acogerá la presentación de este disco autoproducido del músico y compositor, que reúne doce de las mejores canciones de este singular y talentosísimo músico habanero radicado en Canarias desde hace más de una década.

Durante dos años trabajó a dúo con el reconocido contrabajista de Buenavista Social Club, el maestro Cachao. Además, fue fundador y director de la orquesta de Cámara Adagio, interpretando música de Bach, realizando conciertos en lugares como el Teatro Amadeo Roldán, Teatro García Lorca o el Museo de la Revolución.

El concierto de presentación de su primer disco en solitario estará basado en su faceta compositiva como cantautor. Sus canciones beben de la tradición trovadoresca cubana, tanto de la vieja como de la nueva trova, con ecos del ‘filin’ habanero de los años 50 y con guiños a la tradición musical sonera cubana. Todo ello defendido con una interpretación vocal intimista y muy sugerente.

Una personalidad, pues –la de intérprete, compositor, instrumentista y teórico de la música- que lo convierten es un personaje singular en la escena de la música canaria contemporánea.

En la presentación en directo de su primer trabajo discográfico estará acompañado por los músicos isleños Bárbara Vegas Flor (chelo), Rita Monroy (violín I), Herminia González García (violín II), Osvaldo Hernández (percusión), Idaira Álamo (viola), Ana Marrero Acosta (piano), José Carlos Cejudo (bajo), Neftalí Robaina (saxo) y en los coros Gladys Cabrera e Isabel Padrón.

Desde sus años de estudio, José Enrique se sintió plenamente identificado con el ‘filin’, movimiento revolucionario y vanguardista de la canción en La Habana, convirtiéndose en guitarrista de jazz. No obstante, su faceta como intérprete no para ahí: toca, además, la guitarra, el piano, la viola, el bajo y el chelo, amén de ser un consumado arreglista a propósito de sus sólidos conocimientos sobre armonía musical.

Su inquietud investigadora se extiende también desde hace años al campo de la metodología educativa musical y la construcción guitarrística; desarrolla un proyecto de base entre la familia de cuerdas y vientos madera, creando un tratado de armonías basado en una guitarra de ocho cuerdas independientes.

Al llegar a España, construye una guitarra de diez cuerdas y una de doce con lo cual termina la segunda y tercera parte de su método, lo que le permite nuevas posibilidades de interpretación y más recursos armónicos en su proyecto.