La década de los 90
Introducción (segunda parte)

… Introducción (primera parte)

En Discán (Diva Records) se graba el primer disco de Manolo Almeida, el primer trabajo de Trío Timple Canario (grupo del timplista José Antonio Ramos), el primer disco de Banda Sonora y edita el primer LP de Antonio Miguel Pérez.

En Digitrón Studios, estudio y sello discográfico de Román Grau, se graban los nuevos trabajos de Prana, Latitud 28, Shadizar, Trío Timple y Los Coquillos (grupo bandera del pop canario que con dos discos en este se coloca en una posición que genera el interés de las multinacionales).

Quijotes Urbanos

Enrique Mateu, guitarrista y productor, saca al mercado tres discos que siguen en su línea de investigación y produce a Los Popondros, banda finalista del Certamen Regional de Rock. Aparece el primer single editado por un grupo de Fuerteventura, Quijotes Urbanos, y sale el primer trabajo del timplista conejero Benito Cabrera. El palmero Carlos García (Facies) saca a la luz su primer trabajo bajo el nombre de Eso Es, y Valverde y Alucina y Los Muelles sacan también sus primeros discos. Empieza a sonar el nombre de Javier Prieto (Fusion II), que convence a Manzana para montar un sello que promueva la música electrónica (Heya Records); Fractal 303 es su primera apuesta. Los miembros de Teclados Fritos, Jaime Llorca y José María Suárez (Suárez D.C.), sacan sus primeros trabajos en solitario y Los Shadizar cambian de nombre (Mr. Robinson) y enfocan su carrera hacía Méjico. Guerrilla Urbana siguen siendo el grupo punk comprometido que no pierde fuelle por muy difíciles que les pongan las cosas, y Taburiente y Taller siguen representando el nuevo sonido canario Pedro Guerra comienza su nueva y exitosa carrera en solitario y nace Ruin Records.

Domingo Alemán

Ruin es una de las grandes alegrías en la primera mitad de la década. El sello que dirige Domingo Alemán edita los primeros trabajos de Soviet Love y Hermanitas, que se convierten en referentes del hazlo tú mismo, lo que motiva a músicos y bandas a seguir su ejemplo. Pero no nos olvidemos de que con los 90 llegó la era digital y el vinilo pasó a mejor vida excepto en el entorno DJ. Iban apareciendo mezcladores y multipistas asequibles a bolsillos poco pudientes y empezó la democratización discográfica y con ello la independencia de los creadores. También aparecen los primeros software para hacer música y ya nadie espera que le vayan a fichar: la autoproducción se convierte en algo normal. Fue el principio del desmelene discográfico en Canarias. Grabar un disco dejó de ser un sueño y todo pareció ser fácil y posible. Pero no nos engañemos: lo más difícil era conseguir distribución y buscar perras para promoción. Y entre eso y que el público canario siguió mostrándose apático a la hora de comprar, la “industria discográfica canaria” no creció.

Y sabiendo lo caro que estaba vender el pescado, los grupos se dan cuenta de que hay que seguir estando ahí. Mientras haya buenas canciones hay que insistir. Ya sonará la flauta.