Isabel Costes, directora musical y artística de El Amor Brujo 1915, es una de las mejores y más reconocidas directoras de orquesta de este país

Afincada en Las Palmas de Gran Canaria desde hace algunos años, Isabel Costes dirige en la actualidad la Orquesta Sinfónica del Atlántico. Pero su espíritu inquieto y emprendedor, la ha llevado a compaginar esa función con la de otros muchos proyectos musicales, entre ellos, poner en marcha y asumir la dirección artística de El Amor Brujo 1915, Una mirada desde el Siglo XXI: de Néstor a Pepe Dámaso, un espectáculo sin precedentes, que, en palabras de la propia Isabel, “responde a una necesidad de ofrecer toda la dimensión y entidad artística que contiene la obra de Manuel de Falla”.

Detalle de la Escenografía de Pepe Dámaso para el Amor Brujo

Detalle de la Escenografía de Pepe Dámaso para el Amor Brujo

– ¿Qué es El Amor Brujo 1915?

«Se trataba, en principio, de una obra teatral con partes habladas y cantadas, con numerosas danzas y con mucha más música de lo que era habitual en la zarzuela de estas dimensiones, tan en boga en la época. Tal vez, sin embargo, haya que partir de los intentos de renovación que desde comienzos de siglo giraban en torno al espectáculo de moda en Madrid: el ‘género chico’, la zarzuela en un acto que se representaba varias veces al día, el llamado ‘teatro por horas’. Era el momento en que, Falla y la pareja Martínez Sierra, exploraban con ansias renovadoras un género marginal dentro del género teatral. A este género pertenece ‘El Amor Brujo’. La primera versión de 1915, fue una Gitanería en un acto escrita para Pastora Imperio. Se estrenó en el Teatro Lara de Madrid, el 15 de abril de 1915 con un reparto en el que figuraba Pastora Imperio y su familia. Decorados, lo que hoy llamamos escenografía, de Néstor Martín Fernández de la Torre y dirección musical de José Moreno Ballesteros. La originalidad de esta primera versión respecto a la versión más conocida, la versión “Ballet” de 1925, radica en la utilización de un conjunto reducido: tan solo 15 músicos en vez de orquesta sinfónica y una concepción dramática: texto, cantes y bailes, aunque no necesariamente coreográfica. Escrita en poco más de tres meses, la obra sintetiza a la perfección las preocupaciones estéticas, teatrales y musicales de Falla a su regreso de París después de siete años decisivos en su vida y en su producción».

– ¿Qué diferencias va a encontrar el espectador entre El Amor Brujo 1915 y otras representaciones de esta obra de Manuel de Falla?

«La representación de esta 1ª versión se ciñe estrictamente a la concepción original del autor. En contadas ocasiones se ha llevado a escena la obra tal como la concibió Falla: una orquesta de 15 músicos, cuatro personajes: Candelas, la Gitana Vieja; la Gitanilla y el Gitano que cantan o recitan el texto creado por María Lejárraga, esposa de Martínez Sierra y una escenografía que completa el espectáculo. Otra de las novedades de esta puesta en escena es que el personaje de Candelas será interpretado por dos artistas: la excelente cantaora de flamenco, Mayte Martín, interpretará la parte musical, mientras que la actriz Lorena Matute asumirá la parte recitada del libreto. La obra es eminentemente gitana. Falla empleó, en la composición, ideas de carácter popular, algunas de ellas tomadas de la propia Pastora Imperio, que las cantaba por tradición, y a las que no se les podía negar la autenticidad. No se me ocurre mejor intérprete que Mayte Martín para transmitir la esencia de los diferentes “palos” que Falla descifró e incorporó a la obra con gran habilidad. Además en 2002, ya conté con Mayte para un Amor Brujo 1915, pero en este caso sin escenografía. Y de aquí la otra novedad y diferencia con otras representaciones: la escenografía de Pepe Dámaso. Absolutamente espectacular, digna de los mejores coliseos operísticos de Europa. Moderna y comprometida, contribuye a que la propuesta escénica que se plantea tenga un carácter marcadamente original, a la par que respetuoso, con la idea de espectáculo que se fraguó en 1915».

Isabel Costes, directora artística y musical

Isabel Costes, directora artística y musical

– ¿Cómo surge la idea de llevarlo a escena?

«En el año 2010, a través de los queridos actores Antonio Abdo y Pilar Rey tuve el primer encuentro con el insigne artista plástico canario Pepe Dámaso. La conexión fue inmediata, y comentando precisamente ese Amor Brujo llevado a cabo en 2002, en el que participaron Antonio y Pilar, se lo espeté, sin preámbulos: “me gustaría volver a poner en escena la obra pero en esta ocasión con una escenografía tuya”. Se sustentaba esta invitación en el paralelismo que existía con Néstor Martín Fernández de la Torre, que como ya he comentado diseñó los “decorados” para ese primer Amor Brujo. Precisamente, este dato, otro artista canario que ha sido uno de sus referentes a lo largo de toda su obra, produjo en Pepe Dámaso una gran sorpresa y le impulsó sin reservas a implicarse en una aventura tan ilusionante como comprometida: llevar a escena El Amor Brujo de 1915, con una mirada desde el siglo XXI. Se cerró así un círculo que tanto Manuel de Falla como el matrimonio Martínez Sierra, a buen seguro, hubiesen deseado para el futuro, donde la música, los textos, la puesta en escena y la escenografía conformaran un espectáculo indiviso. En 2012, presentamos el proyecto al Auditorio de Tenerife y desde el principio su director artístico José Luís Rivero, creyó en él de manera firme y decidida. A partir de estas primeras conversaciones se empezó a trabajar en la materialización de El Amor Brujo y se fijó, para su exhibición en la sala sinfónica del Auditorio, la fecha del 4 de mayo de 2014».

– En una palabra, ¿cómo definiría El Amor Brujo 1915?

«ÚNICO. La obra es eminentemente gitana. Para componerla Falla empleó ideas de carácter popular, algunas de ellas tomadas de la propia Pastora Imperio, que las cantaba por tradición, y a las que no se les podía negar la autenticidad. El historiador Antonio Gallego, escribió sobre ella: Se trata de una obra distinta que, por la novedad del género, del montaje escénico con decorados y trajes del pintor Néstor y, sin duda, por la potencia escénica de Pastora Imperio, produjo un cierto desasosiego en ciertos críticos, acostumbrados a platos menos originales y elaborados».

– Usted es además de directora musical, la directora artística del espectáculo. ¿Qué diferencia existe entre un director musical y un director artístico?

«Cuando ejerces de director/a musical, el cometido es llevar a cabo la preparación y ejecución musical de un programa de concierto, una ópera, etc., con la orquesta y solistas asignados por el director artístico. En cambio, la función del director artístico, comienza con el diseño del espectáculo, por tanto debe conocerlo en profundidad y en toda su dimensión. Entre sus tareas figura la selección de los artistas y del resto del equipo (director de escena, escenógrafo, productores), la coordinación de los diferentes departamentos de la producción, al mismo tiempo debe trabajar codo con codo con los directores ejecutivos para generar y mantener un presupuesto de producción y administrar todo el material de marketing y promoción. Y muy importante, trabajar cumpliendo plazos».

– ¿Podría adelantarnos alguna de las muchas sorpresas que esconde la representación?

«La duración de El Amor Brujo de 1915 es de 42 minutos aproximadamente. Lo habitual para completar programa, es añadir otra obra, por lo general del mismo autor. Entiendo que la obra dispone de una entidad propia suficiente, como para ser programada en solitario. Aún así, queríamos realzar todos los elementos que forman parte del montaje, al tiempo que mostrar al espectador diversos aspectos que se generan en la creación de una obra de estas características. La manera en que se plasma, es a través de un diálogo previo, a modo de prólogo, entre dos creadores, separados por el tiempo y unidos por el espectáculo: el compositor de El Amor Brujo, Manuel de Falla (1876-1946) y el creador de la actual escenografía Pepe Dámaso (Agaete 1933). El diálogo de ambos personajes y sus pensamientos (en off) nos colocan en el marco idóneo para disfrutar de toda la plenitud de la obra. Ahí radica el carácter novedoso de esta puesta en escena».

Antonio Abdo y Pepe Dámaso en un ensayo

Antonio Abdo y Pepe Dámaso en un ensayo

– Pepe Dámaso se ha implicado muchísimo en este proyecto, ¿qué supone para el espectáculo el ingreso hospitalario del artista?

«Cuando ocurrió el ingreso hospitalario de Pepe, la escenografía estaba finalizada. De hecho el pasado 30 de marzo se montó en el escenario de la sala sinfónica del Auditorio Adán Martín de Tenerife, para llevar a cabo diversas pruebas de carácter puramente técnico.

En cuanto a su participación como actor en la primera parte del espectáculo, existen dos registros a través de los cuales se recrea su personaje: uno es la presencia del artista en escena conversando con Manuel de Falla, interpretado por Antonio Abdo y el otro es su propia voz grabada, que emula sus pensamientos. Con eso quiero decir que, Pepe Dámaso estará en escena de todos modos: si su salud se lo permite asumirá ambos registros, de lo contrario será su voz la que esté presente. Ni yo ni el resto del equipo tenemos duda alguna sobre el total restablecimiento de Pepe y de que va a ser mucho más inmediato de lo que imaginamos».

– ¿A raíz de este contratiempo ha peligrado el estreno de la obra?

«En absoluto. En el punto en que se encuentra la producción del espectáculo, el grueso de acciones, tanto técnicas como artísticas, están ya realizadas o muy avanzadas».

– ¿Cree usted que Canarias tiene una asignatura pendiente con la música clásica?

«Asignaturas pendientes hay muchas, pero es responsabilidad de todos suplir las carencias existentes. La manera más efectiva de difundir la música, es incidir en la creación de nuevos públicos. Y cuando hablo de música, no me refiero solamente a la música clásica. Una formación adecuada y planteada en los diferentes estratos sociales y generacionales, hacen que una sociedad avance. Todas las personas deben tener un fácil acceso a la cultura y poder gozar de aquellas manifestaciones que son de su elección».

– Y si usted no hubiera sido directora, ¿a qué se dedicaría?

«No me veo en otra profesión». (Risas)

– Por último, ¿cuándo y dónde podremos disfrutar de El Amor Brujo 1915?

«El próximo 4 de mayo en el Auditorio Adán Martín de Tenerife y el 24 del mismo mes en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. Estamos trabajando también para, en 2015, año en el que se cumplen los cien años de la composición de El Amor Brujo, iniciar una gira nacional e internacional. De hecho ya hay pre-contactos bastante avanzados».