Benito Cabrera

Benito Cabrera, intérprete sobresaliente,maestro de jóvenes promesas y constructor de estructuras facilitadoras nos muestra su alma, su pasado, sus ilusiones y su visión del timple en una entrevista amable, honesta y clara… Tal y como es él

Benito Cabrera, lanzaroteño de nacimiento y chicharrero de adopción, es uno de los grandes referentes obligados del timple canario y de la cultura de las Islas. Trabajador incansable, inteligente, defensor de lo nuestro pero abierto al mundo, investigador tenaz del pasado y del presente, divulgador generoso, muy amigo de sus amigos y muy respetuoso con sus enemigos, no le gusta llamar la atención (me ha costado meses que accediera a concederme esta entrevista y cuando la lea me llamará inmediatamente para decirme que me he ‘pasado’ en mi valoración), de gustos sencillos pero en busca de la perfección y el crecimiento… Estos son solo algunos de los adjetivos inherentes a su personalidad.

La mayoría de la gente lo conoce como timplista o como director de las más conocida agrupación folklórica, Los Sabandeños. Pero Benito Cabrera es compositor de melodías que ya forman parte del patrimonio musical de Canarias, director de la Casa-Museo de Timple que cumple una primordial labor de recuperación, salvaguarda y proyección de nuestro principal instrumento identitario. Es, además, docente y divulgador. Y desde hace unas semanas es miembro del Consejo Canario de Cultura, organismo creado para asesorar al Gobierno de Canarias en materia de cultura.

Musicalmente Benito se encuentra cómodo tanto haciendo música clásica con el timple, rasgueando isas y folías, o tocando temas de los Beatles. Él es uno de esos elegidos que con un timple sabe hacer música y punto.

Y todo este cúmulo de características a veces levanta ampollas porque ‘somos así’.

– ¿Cómo inició su formación para llegar a lo que es hoy? 

«Mis inicios están ligados al folklore y a la guitarra clásica. Comencé desde muy pequeño a participar en colectivos de música tradicional en Lanzarote, como la Agrupación Ajey o Los Campesinos. También en Arrecife comencé a estudiar guitarra clásica con Florián y Domingo Corujo. Al ir a estudiar a Tenerife a la universidad, continué mis estudios con el maestro Silvestre Álvarez y seguí mi vinculación con el folklore junto a la AFU. Como timplista, comencé en 1989, a raíz de la celebración de un concurso de jóvenes timplistas. Desde entonces, nunca he dejado de considerar que tengo que reiniciarme cada día para seguir aprendiendo. Mis comienzos empiezan hoy».

– ¿A quién le debe haber llegado tan lejos en el Timple?

«Le debo lo poco o mucho que soy a muchas personas: mi familia, los amigos, mis compañeros músicos, mis maestros… Todos somos producto del apoyo de los que nos rodean. A mí siempre me ha gustado trabajar en equipo y he aprendido mucho de la gente de la que me he rodeado».

– ¿Qué fortalezas y debilidades destacaría de su persona?

«Creo que mi mayor fortaleza es la constancia y la capacidad de trabajo. Con ello suplo mis muchas carencias».

– ¿De su intenso pasado qué recuerda con más cariño?

«Recuerdo todo lo que he hecho con sumo cariño. He podido participar de proyectos con muchos colectivos de folklore de varias islas. Quizás mi mayor crecimiento como músico ha venido de la mano del timple, que me ha posibilitado tocar en 18 países diferentes y en teatros de la importancia del Konzerthaus de Berlín o el Carnegie Hall de Nueva York. También me siento muy orgulloso de haber podido contribuir a la carrera de timplistas jóvenes que ahora están empezando a despuntar.  Por último, nunca pensé que un proyecto de tanto calado como Los Sabandeños acabara teniendo tanto que ver conmigo. Es un honor y una gran responsabilidad estar asumiendo la dirección musical de un colectivo tan importante».

– ¿Y en qué anda metido en la actualidad?

«Estoy -como siempre- metido en varias cosas. Con Los Sabandeños estamos preparando repertorio nuevo para un próximo proyecto. El espectáculo Manta y Estameña sigue su curso, aunque tendrá fecha de caducidad ya este año. Con la  Orquesta de Timples “Timpluras” estamos embarcados en una nueva grabación. A nivel más personal, tengo varios proyectos con formaciones diferentes, tanto con mis compañeros habituales (Guillermo Chávez, Sergio García o Tomás Fariña) como con otras formaciones como la Banda Sinfónica de Madrid, con la que daré un concierto como solista en junio de este año, en el Auditorio Nacional de Madrid. También daré algunos cursos y conciertos en Cuba y Uruguay en otoño».

– ¿Cuál es su gran sueño por cumplir?

«Mi sueño es seguir teniendo proyectos. Considero que el éxito no radica en la popularidad ni en el impacto mediático de tus acciones, sino en que te sientas tan activo e ilusionado como el primer día».

– ¿Cómo le afectan los recortes y la situación actual?

«Como a todo el mundo. Hemos pasado de tener un cachet y unos recursos a ser prácticamente mendigos de lo que los gestores y promotores quieran ofrecer. Lo mejor de todo, el público, que ha asumido -sin aviso previo- un papel de financiador de la actividad cultural. Lo que ocurre es que, a medio plazo, la oferta cultural estará sólo abocada a las propuestas más comerciales. La cultura es otra cosa».

– ¿Qué opinión le merecen las políticas culturales en Canarias?

«En general, las políticas culturales en Canarias siempre se han caracterizado por su ausencia. Se improvisa, se coloca en el ámbito político (en general, con honrosas excepciones) a los menos capacitados para afrontar los puestos de responsabilidad en estas áreas y se les despoja de recursos. Con este panorama, hablar de políticas culturales en Canarias es casi un chiste».

– ¿Qué opina de la situación del timple en la actualidad en Canarias?

«Creo que el timple está en el mejor momento de su historia. Hay nuevas generaciones de timplistas de gran nivel y el instrumento se ha consolidado como un portavoz de una canariedad abierta y sin fronteras».

– ¿Y en el mundo?

«Queda mucho por hacer para internacionalizarlo y darle una dimensión más universal».

Benito Cabrera en el Teatro Leal
– ¿Qué timple o timples utiliza en la actualidad? ¿De que luthier?

«Uso timples de constructores variados. Afortunadamente, cada vez hay más fabricantes de alto nivel. El último que adquirí es uno del lanzaroteño Alberto Ortega Chirino».

– ¿Cree que el timple tiene suficiente relevancia como para que esté presente en el Conservatorio de Canarias?

«Por supuesto. Hay que seguir desarrollando repertorio, pero tiene entidad y literatura suficientes como para iniciarse ya en un grado medio».

– ¿Debería estar en las escuelas al igual que el silbo en La Gomera?

«Debería haber en las escuelas una opción para aprender folklore. No sólo timple. En cada lugar cuentan con sus propias tradiciones y se debería canalizar el potencial de los recursos didácticos para que los más pequeños las conozcan, las hagan suyas y las sigan desarrollando».

– ¿Cuál es o va a ser el impacto de las tecnologías desde dispositivos y teléfonos móviles en relación con el timple?

«Es evidente que el mundo de la comunicación ha dado un giro ineludible en los últimos años. Para los canarios, Internet y las redes sociales han posibilitado romper las barreras del aislamiento para comunicarnos más eficazmente con el mundo».

– ¿Qué medidas deberían tomarse, según su criterio, para mejorar la situación del timple a nivel local e internacional?

«Lo mismo que para cualquier otra área social o cultural: Investigación, composición, formación, quitarse los complejos y plantearse metas ambiciosas».

– En la actualidad se está debatiendo la cuestión de que en la mayoría de los casos los músicos no trabajan legalmente porque ni se pueden permitir ser autónomos con cuotas tan altas, ni los empresarios los contratan legalmente… ¿Cuál es su opinión al respecto?

«Es muy duro que los brutales recortes en cultura se hayan acompañado de duras medidas represivas para la fiscalidad y la Seguridad Social de los músicos. Evidentemente, como cualquier sector, tenemos que cotizar y cumplir nuestras obligaciones fiscales. Pero, para un ámbito socio-económico tan frágil, hay que activar medidas institucionales que no asusten a cualquier joven músico a plantearse un futuro profesional en este mundo. Un REF especial, la activación eficiente de leyes de mecenazgo… Son muchas las acciones que seguro que se pueden poner en marcha para regularizar la situación laboral de los artistas. No sólo hablamos de economía. La cultura es un activo social de vital importancia, que no se puede medir sólo con parámetros económico-fiscales».