clara y las sombras

Estreno de la ópera ‘Clara y las sombras’ de Juan Manuel Marrero y Alexis Ravelo en el Teatro Pérez Galdós con lleno casi absoluto y ovación entusiasta al finalizar

Lo primero que quiero dejar claro es que aquí analizo el hecho creativo teniendo en cuenta las circunstancias que han rodeado el proceso. La obra, para mí, no es una partitura o un texto guardado en un cajón. En mi opinión, para que la obra sea tal necesita, además, de un canal y un receptor. Cuando el creador consigue comunicarse con el consumidor es cuando la obra alcanza su sentido. Pero no siempre los canales que unen al creador con el consumidor son los idóneos, y en base a esas circunstancias me gusta analizar la obra.

Si la ópera hubiera contado con un buen presupuesto desde el inicio, mi posición ante la misma hubiera sido totalmente distinta puesto que el resultado también lo hubiera sido. Pero como la realidad es que en mis queridas Islas los buenos presupuestos suelen ser solo para las producciones extranjeras, analizaré la ópera en función de lo que fue y no por lo que pudo haber sido. Aviso de esta cuestión porque el que avisa no es traidor, y aquellas personas que no tengan el mismo punto de vista se podrán así ahorrar el leer esta crítica.

La razón de ser de este estreno nació con la iniciativa de la Consejería de Educación, Universidades y Sostenibilidad del Gobierno de Canarias de realizar Proyectos Interdisciplinares Artístico-Técnicos, de carácter formativo, en los que participaran activamente el alumnado y profesorado de diversos Centros Superiores de Enseñanzas Artísticas y de Formación Profesional. Esta idea se consolidó con las exitosas producciones de la óperas ‘Così fan tutte’ en 2013 y ‘L’occasione fa il ladro’ en 2013, en colaboración con la Fundación Canaria Teatro Pérez Galdós.

juan manuel marrero

Juan Manuel Marrero

Dentro de este marco, y por primera vez, la apuesta tiene ahora un sello netamente canario ya que, además de los alumnos y profesores del Conservatorio Superior de Música de Canarias, de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria, del Centro Superior Autorizado de Arte Dramático ‘Escuela de Actores de Canarias’, del Instituto Politécnico de Las Palmas, y de la Dirección General de Formación Profesional y Educación de Adultos se ha contado con la composición de Juan Manuel Marrero y el libreto de Alexis Ravelo, dos pesos pesados de la joven creación Canaria.

Cantantes, músicos, actores, escenografía, vestuario, regiduría, luminotecnia, utilería, decorados, gestión, coordinación, realización, postproducción de vídeo… Absolutamente todos y cada uno de los múltiples detalles fueron diseñados y realizados por nuestros futuros profesionales, incluida la campaña de publicidad o el programa de mano. 265 estudiantes, 20 profesores y 15 colaboradores en total.

Teniendo en cuenta solo lo expuesto hasta aquí solo puedo felicitarles por tan magnífica iniciativa. Pero profundicemos un poco más.

Una cosa es enfrentarse a una consagrada ópera bufa de Rossini y otra muy distinta a la primogénita ópera del vanguardista Juan Manuel Marrero. Aunque para el neófito pudiera parecer lo contrario, la realidad es que lanzar el reto de montar la partitura de ‘Clara y las sombras’ a unos estudiantes no es asunto baladí. Y no lo es porque Marrero domina la creación de texturas sorprendentes, sonoridades innovadoras, contrastes brutales y todo con instrumentos tradicionales. Una orquesta convencional se convierte en un virtual ordenador que emite sonidos de síntesis aditiva o sustractiva con total naturalidad. Y no porque utilice papeles o elementos extraños a la interpretación ‘clásica’, ya que en su partitura estos son anecdóticos. Tampoco porque utilice sistemas mixtos de emisión sonora y procesamiento en tiempo real (que personalmente eché de menos porque los utiliza como muy pocos en todo el mundo). No. Simplemente porque logra obtener de una orquesta tímbricas inimaginables. Y eso, para los instrumentistas y para el director, no resulta sencillo ya que requiere de un gran conocimiento musical, estético y técnico.

Por otro lado, el texto de Alexis Ravelo le permitía a Juan Manuel poder afrontar algo delicioso para él; demostrar su talento en un lenguaje más antiguo pero no menos sugerente, el Jazz. Así tenemos que durante la obra se alternan lenguajes de inspiración serialista, pasajes casi electroacústicos y armonías jazzísticas de una inusitada belleza que se suceden con un descaro como solo el ‘genio’ de Juan Manuel Marrero podría ofrecernos, complicando más aun si cabe la labor de los músicos.

Alexis Ravelo

Alexis Ravelo

El libreto de Alexis está en clave de novela negra, su especialidad que tanto reconocimiento le está ofreciendo. Un triángulo amoroso entre una cantante, un músico de Jazz, y un mafioso relacionado con las más altas esferas políticas y empresariales que desemboca en un drama típicamente operístico. Un libreto técnicamente bien resuelto y de calidad, pero que podría parecer diseñado para agradar a la burguesía canaria, presunto nicho de mercado de la ópera en la actualidad. Yo esperaba algo más de riesgo, como la partitura. Haber sido más ‘políticamente incorrecto’ como suele hacer en sus justamente laureadas novelas, buscando así adentrarse en nuevos públicos para un estilo que en Canarias goza de una magnífica salud.

Decía en el párrafo anterior que el acertado libreto le permitió a Juan Manuel adentrarse en el universo del Jazz, pero realmente no es que se lo permitiera, es que se lo pedía a gritos. Y esto me llevó a la idea de que esta ópera realmente nació, tal vez, mucho antes de que Marrero y Ravelo se imaginaran que algún día afrontarían una ópera juntos. Esta ópera puede que naciera hace más de 25 años, cuando Juan Manuel Marrero tocaba con su piano por los garitos y coincidía con Alexis Ravelo sirviendo copas y haciendo de técnico de sonido en espacios como el Cuasquías, entre humos, vapores y efluvios. Y es que en realidad la escena tiene lugar en un club de Jazz de los años 30 y algunos de los personajes bien podrían ser, en realidad, ellos mismos.

Así que teniendo en cuenta y poniendo en la balanza todos los elementos descritos no puedo por menos que felicitar a compositor, libretista, solistas, director musical, directora de coro, dirección de escena y dramaturgia, al coro, a la orquesta, actores, escenógrafo y todos y cada uno de las cientos de personas que han trabajado en el proyecto, incluidos políticos, altos cargos y ‘corre ve y dile’ que de alguna manera hayan tenido que ver con esta fantástica y necesaria producción.

Este tipo de iniciativas son las que generan, educan, propician y crean cultura en las Islas. Tal vez, si seguimos así, dentro de unos años tengamos una sociedad más culta y unos representantes más sensibles con la actividad cultural local. Una sociedad que sea capaz de pagar por una entrada a un espectáculo cultural al menos lo mismo que por una entrada para el fútbol, y una administración que deje de pedir a los creadores y artistas locales que trabajen gratis mientras se gastan la mayor parte del dinero en traer producciones de fuera.

Música: Juan Manuel Marrero
Libreto: Alexis Ravelo

Solistas:
Clara: Silvia Zorita Santana (Mezzosoprano)
René Diezdedos Sadman: Daniel Miranda Santana (Tenor)
Héctor Bragante El Serpiente: Héctor Rodríguez de Armas (Barítono)
Clov: Alejandro Ramírez Godoy (Tenor)

Director musical: Gregorio Gutiérrez
Directora de coro: Nikoleta Stefanova Popova
Dirección de escena y dramaturgia: Antonio Suárez Navarro
Maestro repetidor: Nauzet Mederos Martín
Regiduría: Laura Navarro
Coro: Coro del Conservatorio Superior de Música de Canarias
Orquesta: Orquesta del Conservatorio Superior de Música de Canarias
Dirección artística, escenografía, vestuario, diseño y campaña publicitaria: Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria
Asistencia de producción, utilería, ayudantes de regiduría, realización y postproducción de vídeo: IES Politécnico Las Palmas
Dirección de escena, actores: Escuela de Actores de Canarias