juan manuel marrero

 

Juan Manuel Marrero (Las Palmas, 1970). Compositor y musicólogo

Su formación se inicia en España, concretamente en el Conservatorio Superior de Las Palmas antes de convertirse en Superior de Canarias. A mediados de los noventa se traslada a París, ciudad en la que reside desde entonces y en donde completa sus estudios musicales con un Doctorado en Estética, Ciencias y Tecnologías de las artes, obtenido en 2004, en la Universidad Paris 8.

Tras madurar y ampliar sus conocimientos relativos a las técnicas de composición contemporánea, a la composición electroacústica y a la informática musical, integra, igualmente en 2004, el IRCAM (Instituto de Investigación y Coordinación en Acústica y Música), fundado en 1976 por Pierre BOULEZ y anexado al Centro Georges Pompidou de París. En él ha compuesto varias obras que han sido interpretadas por ensembles como el Intercontamporain de París.

Junto al trabajo creativo destaca su labor docente tanto en Universidades como en Conservatorios, Institutos, Liceos y Colegios de enseñanza secundaria.

Forma parte de diferentes laboratorios de investigación musical como el CICM (Centro de Informática y Creación Musical, Maison des Sciences de l’Homme, París, Francia) y LISAA/CCMAN (Universidad de Marne-La-Vallée, Francia).

Sus actividades creativa, de investigación y pedagógica se completan con la de gestión, habiendo dirigido y coordinado diferentes proyectos de orden artístico y cultural.

Su trabajo se desarrolla en ámbitos internacionales, estrenando obras en países como Francia, España, Bélgica, Italia, Eslovenia, México, Cuba, Brasil, USA, Tailandia, Japón, China.

Ha obtenido 14 recompensas internacionales y ha participado en numerosos festivales y temporadas internacionales de Música Contemporánea celebrados en lugares como el Lincoln Center de New York (USA), el IRCAM-Centro Georges Pompidou de Paris (Francia), el National Fine Art Museum de La Habana (Cuba), el Teatro San Giorgio de Udine (Italia), el Mahidol Theater de Bangkok (Tailandia), el Instituto das artes de Sao Paolo (Brasil), el Auditorio Nacional de Madrid (España), el Centro Nacional de las Artes de Ciudad de México (México), el Cakarjev Dom Center de Ljubljana (Eslovenia), etc.

Su producción abarca desde la Opera hasta obras compuestas para orquesta, para ensembles instrumentales variables, para ensembles y electrónica, para ensembles con voz y electrónica, para solista, para voz acompañada, para solistas y electrónica así como obras electroacústicas puras. Compone igualmente para el cine, la escena, los audiovisuales y el multimedia y mantiene una actividad regular en tanto que conferenciante internacional.

Juan Manuel Marrero es ya uno de nuestros más internacionales compositores, referente de la calidad creativa y del pensamiento artístico que habiendo nacido en las Islas Canarias ha desarrollado un lenguaje universal pleno en reconocimientos y éxitos.

Charlamos con Marrero tras su nuevo éxito por el estreno de ópera ‘Clara y las sombras‘ con libreto de Alexis Ravelo.

– ¿Cuándo tuvo claro que lo suyo era la música?

«Desde muy pequeño. Recuerdo que de niño cuando veía un piano en la televisión me quedaba obnubilado mirándolo y deseando saber qué era aquello, cómo ‘funcionaba’. Además de esperar secretamente poder aprender a tocarlo algún día».

– ¿Y como fue su inicio profesional?

«Rondando la veintena, empecé a tocar en locales públicos de la ciudad de Las Palmas. Componía canciones a las que le ponía letra y las cantaba, a la vez que me acompañaba al piano (que ya había aprendido a tocar, afortunadamente). Alguna vez llegué a disponer de una banda de músicos importantes. Otras veces tocaba solo o acompañado de un guitarrista. Hasta que me fui a París y emprendí otro camino musical muy diferente».

– ¿Tenía estudios académicos en aquel momento?

«Si. Desde que tenia diez años había empezado a estudiar en el Conservatorio antiguo de nuestra ciudad. Naturalmente, se trataba de estudios tradicionales: solfeo, armonía, piano, canto. Fui ahí donde conocí a quién más tarde seria mi gran amigo y compañero: Juan José Falcón Sanabria».

– El salir de Canarias supuso un cambio disruptivo en todos los aspectos ¿Cómo le afectó en el sentido profesional?

«En primer lugar pude descubrir lugares, espacios, ambientes donde hacer música (culta) de su tiempo era lo más frecuente del mundo y no algo inusual. De este modo comprendí bien, hasta digerirlas, todas las evoluciones y revoluciones técnicas que me habían precedido así como todas las situaciones y posibilidades estéticas de mi propio tiempo. Adquirí muchas más nociones y extendí considerablemente todo el conocimiento musical que tenía.

En Segundo lugar entré en contacto con instituciones y organismos muy importantes como el Conservatorio Superior de Paris, las diferentes Universidades y por supuesto el IRCAM (Instituto de Investigacion y Coordinación en Acústica y Música), creado por Pierre Boulez en los setenta, cuyos estudios y laboratorios frecuenté cotidianamente y donde establecí contacto con muchísimos compositores de muchísimas partes del mundo. Eso me nutría intelectualmente. Y además desde ahí empezaron a llegarme los primeros premios y encargos de composición. Es decir que progresivamente empecé a comprender lo que era eso que llamamos un profesional de la música».

– ¿Qué escenario se imagina si no hubiera tenido la decisión de salir?

«Supongo que, conociéndome como me conozco, me hubiera facilitado los medios para sentirme feliz en cualquier parte del mundo. Aunque tal vez me hubiera tenido que ubicar (por pura supervivencia) en otros mundos profesionales. No lo sé en realidad. La vida es la que es. Y París forma demasiado parte de mi vida como para imaginármela de otro modo».

– ¿Cómo ha cambiado desde sus inicios hasta hoy?

«Creo haber adquirido una técnica de composición personal que no podía ni imaginarme cuando tenia veinte años. Construir canciones es una cosa (compleja, naturalmente) pero componer para medios electrónicos o para música mixta (controlando difíciles nociones físico-acústicas, como informáticas, científicas como artísticas), así como componer para ensembles de todo tipo además de para orquesta y hasta concebir una opera, es algo muy distinto. A mis veinte años no tenía ni los conocimientos ni las herramientas culturales e intelectuales que podían permitírmelo. Progresivamente fui adquiriéndolas hasta hoy. Por eso creo estar suficientemente armado como para asumir cualquier reto compositivo sin temor ni pudor. Cuidado: tampoco canto victoria de nada porque, efectivamente, soy de los que piensan que se sigue aprendiendo siempre. Ahora eso si: del cantautor en bares de la ciudad al compositor de Opera hay un salto sustancial que solo lo da el tiempo y las transformaciones graduales de tu vida. Comenzando por aquel salto de hace veinte años a París, lógicamente».

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– ¿Le debe a alguien o algo lo que es hoy? ¿Cuál cree que es la clave principal del éxito?

«Le debo mucho a muchas personas: compañeras sentimentales, familia, amigos, profesionales de diferentes ámbitos, público… Unos por haberme ayudado afectivamente, otros por haberme apoyado profesionalmente, muchos por las dos cosas. La lista es amplia y todos están bien presentes en mi mente. Pero a quién mas le debo es a quién siempre me hizo creer que era posible seguir siendo compositor, que era posible seguir adelante a pesar de las dificultades (incluso monetarias). Y ese soy yo mismo. Si uno no crée en si y no se apoya, los demás solo predican en el desierto. No hay nada que hacer. Por eso veo muy lícito que uno tenga el derecho de creer en su trabajo y en su necesidad de existir artísticamente. Pero también pienso que uno tiene la obligación de defender ambas cosas. Con disciplina, con entrega, además de con su talento creador -o interpretativo- así como con argumentos y discurso. Pero lo primero es creer en si mismo y echarse a andar con confianza».

– Su carrera está plagada de premios y reconocimientos. ¿Cual recuerda con más ilusión?

«Los premios son reconocimientos a tu trabajo o a un momento de tu trayectoria profesional. Por eso todos tienen mucha importancia. No destacaría uno sobre otro porque cada uno me ha ayudado a llegar al siguiente. Y, sobre todo, me han permitido crecer mucho -musicalmente hablando- al establecer una sana confrontación con otros creadores de orígenes muy diversos y de lugares muy dispersos de este planeta. Es en esos momentos donde tu música cobra otra vida, cuando se encuentra en medio de un océano de músicas, todas con un alto nivel de dificultad técnica y todas con premisas estéticas muy claras. Los premios de composición sirven sobre todo para eso: para estar en medio del mundo y existir junto a otros creadores importantes. Digamos que de esa manera estas menos aislado. Además de todo eso, los premios te dan reconocimiento y, también es verdad, pueden suponer algún alivio económico que, según los momentos de la vida del creador, pueden llegar a ser muy saludables».

– ¿Y que encargo ha sido el más importante para usted?

«Le diría prácticamente lo mismo. No quisiera destacar uno sobre otro porque, profesionalmente, todos son importantes y todos me han llevado al siguiente. Aunque si que es verdad que, a niveles únicamente afectivos, hay encargos que me traen muchos recuerdos de personas entrañables. Personas que han sido importantes en mi vida. Recuerdo por supuesto con especial afecto el encargo que me hizo el inolvidable Rafael Nebot para el Festival de Música de Canarias, así como el que me hizo el Doctor Shyen Lee para su cuarteto en Thailandia, o el que me viniera de Donald Hixson en 2002 para el Lincoln Center (mi primer encargo en los Estados Unidos), sin olvidar mis encargos en Latino América donde a cada encargo ganaba un amigo (un cuate) de aquel continente. En fin, algunos de esos encargos me han permitido conocer a personas verdaderamente fantásticas. Luego, en el ámbito estrictamente profesional todos los encargos han sido muy relevantes, me han permitido vivir y trabajar, lo cual no es poco».

– ¿Cómo surge la idea de afrontar una ópera?

«A raíz del encargo».

– ¿Quién le realiza el encargo?

«Una entidad que ya no existe: La Caja de Canarias».

– ¿Por qué un libreto de Alexis Ravelo?

«Porque además de conocernos desde hace más de veinte años y ser amigos, le he visto (como él a mí) crecer profesionalmente y tengo la impresión de que (aunque cada uno viva en lugares distintos) hemos ido avanzando casi en paralelo, alcanzando con tenacidad y convicción logros literarios por un lado como musicales por el otro. Por otra parte, pertenecemos a la misma generación, nuestras primeras vivencias y nuestra experiencia social y política se forjan exactamente en el mismo momento histórico: la transición española (formamos parte de los últimos niños del Franquismo, ambos nacimos en los setenta, yo en 1970, Ravelo en 1971). Y por si fuera poco: la escritura de Ravelo me ha cautivado siempre por su frescura como por su amplia y rica imaginación. Ambas cosas se corresponden con mis gustos. También es cierto que ya habíamos trabajado antes juntos y siempre fue muy cómodo tenerlo como colaborador. Por todo eso la opción de Ravelo era la única posible».

– ¿Por qué acaba como Proyecto Artístico Formativo Interdisciplinar de Canarias?

«Clara y las sombras no ‘acaba’ sino que ‘empieza’ como un Proyecto Artístico Formativo Interdisciplinar de Canarias. Permítame que le desee a la obra una vida aún mas larga. (Risas)

Contestando a su pregunta: ¿Por qué? Pues porque se me presentó esta opción como la única posible y lógicamente acepté. Y además encantado. Por los tiempos que corren (crisis económica global) nadie -aparte, insisto, del Gobierno de Canarias con este proyecto magnífico-, nadie ha manifestado nunca el más mínimo interés por producir o costear la producción de esta Opera.

– ¿Cambió algo de la partitura o el libreto por esta razón?

«No, por esa razón no he cambiado nada. La partitura es la que es desde 2009. Los únicos cambios que tiene el libreto (que son muy pocos además) fueron realizados en ese momento por cuestiones de pura musicalidad. La partitura fue revisada luego, en 2012, por voluntad mía para dejar algunos elementos aún más claros».

– ¿Cómo valora el Proyecto Artístico Formativo Interdisciplinar de Canarias en general?

«¡Lo aplaudo con brio! Es una experiencia magnífica y un verdadero acierto, dado que querer acercar el mundo académico o formativo a la realidad de la profesión es más que necesario. No creo, de hecho, que sea muy frecuente en este mundo este tipo de propuesta. Es de verdad necesario que quienes están aún en periodos de formación se asomen al mundo profesional para entenderlo, vivirlo y manejarlo con mecanismos reales y útiles, con herramientas tanto intelectuales como materiales que les permitan fortalecer su experiencia artística y consolidar su saber hacer técnico. Si además la propuesta es gubernamental entonces podemos concluir que la institución cumple con uno de sus deberes fundamentales: formar y cultivar. Y se que esto puede sonar como un argumento partisano por aquello de que esta vez se trata de una Opera de mi autoría. Pero diría igual si la opera fuera de otro creador o si el proyecto tuviese que ver con otros ámbitos y disciplinas artísticas. De un modo muy objetivo creo que debemos alegrarnos de que una institución se preocupe por la formación, la cultura, el repertorio y los artistas de su territorio».

– ¿Ha quedado satisfecho del trabajo que han realizado en el montaje de su ópera prima?

«Sí, aunque lógicamente hay aspectos que son mejorables. Lo que ocurre es que se requiere más tiempo en cartel para poder ir perfilando detalles o bien retomar la producción con otros medios y replantearse ciertos aspectos desde un plano más general».

– ¿Qué opina de la reacción de público y crítica? ¿Ha recibido la acogida esperada?

«He estado encantadísimo con la acogida del público y de la crítica. En ambos casos ha sido muy positiva. El público llenó el teatro durante las dos noches que estuvo programada la obra. Yo fui el primer sorprendido de ver tantas personas en la sala. Y no le voy a mentir: es un auténtico placer para un creador ver una sala tan repleta. El publico además aplaudió con muchísimo entusiasmo la obra. Y, con todo eso, la crítica fue además muy positiva y muy justa con la pieza. ¿Qué mas decir? Efectivamente, me he quedado encantado con ambas reacciones: publico y crítica».

juan manuel marrero– Proyectos futuros. ¿Cuál es su siguiente reto?

«Actualmente trabajo con la fotógrafa francesa Armelle Bouret en la música de su video-creación: ‘Dear’  que culminaremos este verano. Tengo también otro proyecto en Las Palmas con uno de nuestros artistas plásticos más singulares. Y en fin, mi reto es sobre todo poder seguir componiendo a pesar de todas las obligaciones y responsabilidades que uno tiene en esta vida».

– ¿Cuál es su meta profesional? ¿Y humana?

«No tengo metas, creo en la trayectoria. Que viene de trayecto. Y eso es lo que me interesa, el trayecto: andar, seguir andando y seguir pasando por sitios, por universos estéticos y humanos importantes que me van ayudando a vivir. No se si hay una meta. Probablemente no. Lo que hay son objetivos. Aprender, por ejemplo, es uno de ellos. Seguir aprendiendo de las cosas y de las gentes. Así como hacer feliz a quienes me hacen feliz. Esos son objetivos verdaderamente importantes. Se debe trabajar en ellos. Día a día».

– ¿Cómo le afectan los recortes y la situación actual?

«Como a todo mundo. Menos ofertas por menos dinero».

– ¿Qué opinión le merece la situación de la cultura en Canarias?

«Ahora mismo, con proyectos como el gubernamental que acabamos de evocar, veo una verdadera diferencia con respecto al laxismo y el desdén que existía durante mi juventud. Esta situación actual es algo más positiva. Pero, naturalmente, se debe seguir trabajando por la cultura. Esa es una lucha constante, sin tregua».

– ¿Cuáles son los principales cambios actuales en la composición? ¿Cómo ha evolucionado como negocio, como forma de vida?

«La composición no es un negocio. Al menos la composición a la que yo me dedico. Si nos referimos a otro tipo de universos estéticos entonces, tal vez, puede que lo sea. Yo no trabajo en una factoría de Disney o tampoco compongo para solistas internacionales de reconocido prestigio como Shakira. Con lo cual la palabra negocio nunca ha formado parte de mi vocabulario».

– ¿Cuál es o va a ser el impacto de las tecnologías desde dispositivos y teléfonos móviles en la ópera?

«Los teléfonos móviles o las tabletas se convierten en mecanismos de control para obras de factura electrónica. Pero en la Opera… no sé, no sé qué vendrían a hacer en la Opera. A menos, claro, que la opera conlleve medios electrónicos o electroacústicos que requieran, como acabo de decir, un control externo. Es ahí donde los móviles o las tabletas pueden ejercer una función importante».

– Debilidades y fortalezas del sector cultural en Canarias

«La mayor debilidad del sector cultural en Canarias (es un tópico): la poca fe en nosotros mismos. Su fortaleza: la de sus creadores que en plena travesía del desierto siguen (generación tras generación) defendiendo su trabajo. A fuerza de trabajo, evidentemente».

– ¿Qué anécdota destacaría de su carrera hasta hoy?

«Muchas, siempre queda en mi memoria mi primer encuentro con Boulez, por ejemplo, que fue curiosamente no en París sino en Las Palmas. Pero hay muchos momentos importantes a niveles humanos».

– ¿Qué consejos le daría a una persona que se inicia en su especialidad hoy?

«Confía en ti y sigue tu instinto, probablemente lleves razón».

– En la actualidad se está debatiendo la cuestión de que en la mayoría de los casos los artistas no trabajan legalmente porque ni se pueden permitir ser autónomos con cuotas tan altas ni los empresarios los contratan legalmente… ¿Cuál es la situación en París?

«Supongo que la misma».

– ¿Cómo funciona legalmente? ¿Es una sociedad, una asociación, es autónomo, trabajador por cuenta ajena?

«Yo soy un profesional de la música: como creador la compongo, como profesor y funcionario de estado (en Francia) la enseño, como Doctor en estética la investigo, la explico y la divulgo. Por todas esas cosas soy remunerado y siempre por los cauces legales».