Entrevista con la cantante tinerfeña, que adopta el heterónimo Ricca en su última grabación musical, ‘Gerunds’, con la que está de gira por toda España

Entrevista > Por Román Delgado

FOTO RICCA interior

Retrato Ricca

 

Esther Ovejero lo tiene claro, y así mismo lo muestra en esta entrevista: “Ricca es soul, y tal vez se acerca más a lo que mejor hace Esther Ovejero”. El resultado de esa transición hacia un nombre artístico “más comercial y exportable” está en su nuevo trabajo, Gerunds, un disco que ya ha empezado a sonar por toda España y que ha sido recibido por el público de forma satisfactoria. Algo tendrá que ver en todo esto, como dice Ricca, que “lo esencial en Gerunds son las canciones hechas con cariño, con arreglos muy bien cuidados y con letras curradas. Es un disco que no quiere ser vulgar”, remata, y a la vez anima a que sea escuchado. Hay Ricca para rato. ¡Ojalá!

-De entrada voy a pedir a Esther Ovejero que defina a Ricca. ¿Qué le parece?

“Ricca es una cantante con mucha marcha, con mucha energía sobre el escenario y que se mueve sobre enormes tacones. Se trata de una cantante con temperamento, que se desgarra con mucha rabia por momentos, pero que también busca la sutileza y la tristeza cuando esto es necesario”.

-Y ahora a Ricca que diga lo esencial del trabajo musical Gerunds.

“Lo esencial, entendiendo lo esencial por lo indispensable, somos Pablo y yo, una mezcla de lo que él sabe ver, escuchar y entender en su cabeza antes de que algo salga al mundo real, y luego lo que yo le aporto con mi forma de cantar. Lo esencial, entendido como esencia, son canciones hechas con cariño, con arreglos muy bien cuidados y con letras curradas. Es un disco que no quiere ser vulgar”.

¿Qué explica la transformación de Esther Ovejero en Ricca en el plano artístico?

“Se puede decir que hay dos factores en esa transformación: por un lado, el comienzo de una nueva etapa, de un periodo más definido musicalmente. Esther Ovejero ha tocado muchísimos palos: jazz, boleros, pop en español y hasta folclore canario o música electrónica. Ricca es soul, y se acerca tal vez más a lo que mejor hace Esther Ovejero. Por otro lado, el nombre, más corto, más sencillo, más atópico, es más comercial y más fácil de exportar en el mundo de la música”.

-¿Por qué ahora era el momento de este disco?

“Simple casualidad. Pudo haber surgido antes (después, también), pero, por motivos de agenda, de otros proyectos, de viajes, surgió ahora”.

-¿Qué tiene el proyecto que lo hace diferente de lo anterior o de al menos lo más cercano en su carrera musical?

“Yo aprendí a cantar imitando a muchos cantantes de música negra. Me aprendí sus giros, los mecanicé, los hice un poco míos, me inventé otros. Luego, he tenido que cantar un poco de todo, cosa que me enorgullece, porque para mí hay canciones bonitas en todos los estilos y la música es música. Las etiquetas son casi más para las discográficas. Sin embargo, he de reconocer que esos giros de la música más negra (soul, rhythm and blues, blues y hasta gospel) me salen casi sin darme cuenta. Aunque no haya nacido en Harlem, me sale más fácil cantar un blues que cantar una folía (un palo del folclore canario, para quien no lo sepa). Habrá quien piense que está mal porque es casi perder parte de tu esencia o de tu raíz, pero es algo que no puedo evitar: me sale natural. No me crié escuchando folclore, ni yendo a parrandas, sino imitando aquello que más me gustaba cuando era niña. Ricca me deja explorar aún más en la música negra porque los temas son propios, las canciones nacen de mí, de mi voz, y soy libre para interpretarlas como quiera. Con Ricca me siento como pez en el agua”.

Retrato Ricca

Retrato Ricca

-¿Qué elementos alejan esta iniciativa de lo convencional, tanto en los temas elegidos como en el directo?

“No entiendo muy bien qué es lo convencional, sobre todo en la música actual. En la vida real, yo lo soy muy poco. Sólo puedo decir que Ricca lleva una banda grande en estos tiempos que corren. Va con músicos que apuestan por el proyecto y nunca hablan de dinero, y además, sin estar en una discográfica grande, llena locales”.

-¿Cuál ha sido la respuesta del público tras verse delante de Gerunds?

“Puedo decir que hemos empezado con buen pie. En Canarias, todos los conciertos han sido exitazos. De hecho, tengo un compromiso con las casi cien personas que no pudieron entrar a la sala de cámara del Leal por cuestión de aforo. Las salas que más me preocupaban eran las de Barcelona y Madrid. Yo viví casi seis años en Barcelona, pero hacía mucho que no cantaba allí. Al menos en el segundo pase (se hacen dos conciertos por noche en el Jamboree), la sala se llenó hasta arriba, y vendí un montón de discos con una entrada de 10 a 12 euros. Sin embargo, lo más sorprendente fue en Madrid, en la sala Tempo, donde vinieron a vernos unas 160 personas que no me conocían de nada, movidas probablemente por los vídeos de YouTube o por las entrevistas y conciertos que hicimos esos días. Además se fueron encantados. Ya tengo ganas de volver a cantar en Madrid”.

-Tras la vuelta que ya se ha dado por la Península junto a la banda, ¿qué queda por hacer? ¿Qué programación ya tiene cerrada para dar a conocer Gerunds?

“Tenemos, por el momento, en enero la sala Nice de Ciudad Real, el 23, y La Lata de Bombillas, en Zaragoza, el 24. Luego, en febrero, haremos un montonazo: por Huesca, Teruel, Baeza, Colmenar Viejo…”.

-¿Qué cualidades debe tener un artista para ser capaz de cantar delante de una orquesta sinfónica y, a la vuelta de la esquina, hacer blues o rock, y que además ese intercambio siempre se salde con buena nota?

“En mi opinión, uno debe ser una persona muy sensible, de esas a las que se les pone la piel de gallina con cualquier cosa, y de las que lloran con Heidi. Jejejé. Pero también debe amar la música y tener criterio, un criterio que la haga saber dónde está. También debe ser consciente de cuál es su trabajo, e intentar darlo todo, esté donde esté, aunque haya cuatro personas entre el público. Uno nunca sabe quién la escucha. Cantando una canción con el corazón, puedes conseguir la simbiosis con la gente. Tú les das todo lo que puedes, y ellos te lo agradecen haciéndote infinitamente feliz”.

-Desde su punto de vista, ¿cuál es el valor más notable de Gerunds y de la función que en este disco desarrolla Ricca?

“Es un disco que gusta a todo el mundo. Gente de setenta y tantos años lo tiene en el coche y lo escucha a saco. Lo sé porque me tararean las canciones. Gente de veinte, también… ¿Qué más se puede pedir? La función de Ricca en Canarias o en Barcelona es una nueva imagen que llama la atención. La función de Ricca en Madrid, o donde no me conozcan, es la de crear expectativa. ¿De dónde es Ricca?, ¿qué nombre es ese?, ¿qué hace?, ¿qué pelo tan guapo? Llamándote Esther Ovejero, lo más que podrían preguntarse es cómo canto baladas”.

-¿Cuándo retornarán a las Islas para seguir con la promoción?

“Ya estoy en las islas, pero empezaremos aquí con la promoción sobre el mes de abril… Hay que esperar a que pasen los carnavales”.

-¿Cómo nace Gerunds y qué pilares han sostenido este proyecto musical en tiempos tan difíciles?

“Nace de la confianza y el respeto mutuo entre Pablo y yo, y por mi parte también hay admiración. Me fío al cien por cien del criterio de Pablo; es una persona con las ideas muy claras. Al proyecto lo sostienen las ganas de creer en la música y la fe en que se puede hacer buena música comercial, sin caer en lo chabacano y casposo. También las ganas de músicos que colaboran sin pedir nada porque les parece que es un proyecto con futuro en el que quieren estar. En los tiempos que corren, todo eso es muy difícil de conseguir. Gerunds lo ha hecho él solito, solo haciéndose escuchar”.

-Después de Gerunds, ¿qué quedará de Ricca: dormirá para siempre o renacerá de sus cenizas?

“Hace falta morir para renacer. Ricca ni dormirá ni morirá (a menos que me muera de verdad y no tengo ninguna intención). No es un deseo, es una certeza. He de confesar que tenía mis dudas al principio. Han sido muchos años luchando. Ahora estoy convencida. Ricca camina sola, y dónde va, siembra. Poco a poco recogerá”.

-¿Por qué está todo tan difícil para los artistas, también en Canarias?

“Todo es difícil para todos. Cuando la gente no tiene trabajo, es desahuciada, no tiene para darle de comer a sus hijos…, resulta muy difícil que esté pendiente del arte, del tipo que sea. Sin embargo, las mejores obras se valoran cuando llega la calma. Sólo hay que leerse Las uvas de la ira. Es duro sobrevivir a las tempestades, pero nosotros lo estamos consiguiendo, y casi sin paraguas. Todos los grandes viajes empiezan con un primer paso”.

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