Textos originales de Marina Hervás publicados en el blog oficial del Festival de Música de Canarias

¡Hola! Hoy nos toca un poco de música clásica, en el sentido pleno, pensada para vientos. La primera obra que van a interpretar es el Divertimento en Do Mayor Hob II, 7, una obra de 1765 de un treintañero Haydn, cuando llevaba dos trabajando para la familia Esterházy de Hungría. Así que, presumiblemente, esta obra no estaba pensada como una gran pieza, como la podríamos considerar hoy, sino como música que sonaba de fondo para algún evento, reunión o comida de algún Esterházy. El propio nombre “divertimento”, ya nos habla de una obra desenfadada. Y, en el plano musical, pensada para pocos instrumentos y compuesta por varios movimientos cortos que suelen provenir de danzas: es decir, es como una suite pero en pequeñito.

La obra comienza con un Allegro que sirve como introducción. Vemos que tiene una estructura de A-B-A. A es del comienzo hasta 0:22, donde se repite de nuevo. En 0:47 escuchamos como aparece un tema nuevo (B), más lírico, contrastante con el tono maestoso (como se suele decir en jerga musical) del A. En 1:20 se vuelve a un tema A modificado, que en música se suele llamar como A’. Lo que Haydn hace, si nos fijamos, es coger la mitad del tema A (que escuchamos a partir de 0:05) y terminar con eso pero cambiando de timbre (1:20).

En este caso, la obra la componen dos menuet, una danza que se extendió con Lully y que está presente en muchos compositores del siglo XVIII. Yo no sé mucho de danzas barrocas, pero es un tipo de baile que se baila por movimientos opuestos y los bailarines tienen que formar una especie de zeta imaginaria y unirse en el centro. Nos puede recordar a un vals porque el ritmo también va a tres (intenten sentir el 1-2-3. Si se fijan, hay un poco de impulso en el 1, por eso las frases tienen un punto de vaivén).

Todos los menuet tienen, más o menos, la misma estructura, que se parece a la tripartita que hemos visto en el movimiento anterior. Escuchamos el tema A desde el principio al minuto 0:44, donde se repite. El trío intermedio comienza en 0:59. El menuet vuelve al tema A de nuevo 1:47. A ver si descubren esta estructura en el segundo menuet del Divertimento.

¿Quieren ver cómo se bailaba un menuet?

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El adagio posiblemente se incorporó, musicalmente, para crear contraste, y a nivel de la danza, para dejar a los bailarines descansar entre menuet y menuet.

¿O sería, como en las pelis americanas, para ‘bailar pegados’ con el/la que nos gusta?

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El Divertimento termina con un presto, donde se retoma el carácter maestoso del principio.

La siguiente pieza es un un Rondino póstumo de Beethoven (sabemos que es póstuma toda obra que, al lado de Beethoven, figure con las siglas WoO. En este caso es el 25). En esta pieza, vamos a ver como se alterna un tema principal, que en la jerga de la música popular llamaríamos “estribillo” con estrofas, que en este caso tienen un carácter solemne y más oscuro. La primera presentación del estribillo se encuentra desde el principio al 1:26. Vuelve a aparecer en 2:16 y después en 3:50 (con un juguetón oboe). A partir de 4:30 entramos en la coda, donde se varía el estribillo, algo que evidencia el oboe y el clarinete, que toman la primera parte de este estribillo para sus melodías.

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¡Y seguimos con otro rondó!

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Un pequeño adagio introduce el rondó. El tema del “estribillo” se presenta, como en el de Beethoven, al principio del rondó (2:25). Lo que hace Weber es que el estribillo no vuelve completo, sino que sólo introduce alguna de sus partes. Escucha, por ejemplo, 3:23. El “estribillo” aparece, de nuevo completo, en 4:06 y así concluye la pieza tras repetirse el estribillo alguna vez más…

El concierto se cierra con la Partita Op. 57 de Krommer (O Kramár), un compositor checo aún poco conocido, pero que tuvo la suerte de vivir (para su época) la friolera de 71 años, lo que le permitió conocer la música de Haendel a Beethoven. ¡Ahí es nada! Y por eso encontramos en su música múltiples influencias.

El Allegro con el que se abre la pieza tiene un tema A que se repite dos veces. Escuchen del principio al minuto 0:10. Cuando parece que se va a repetir por tercera vez, comienza a variarse. Vamos a escuchar un periodo constrastante, más lírico y oscuro, más centrado en lo melódico. Y así lo vamos a ver hasta el minuto 1:21, donde se repite todo lo anterior. En 2:38 comienza un fragmento que combina lo pastoral en la melodía del oboe con un tema más nervioso. En 3:40 vuelve el tema principal con el que concluye la pieza.

A continuación tenemos un minuetto. Se nota la modernidad de la pieza en que el ritmo es más rápido, así que seguramente no estaba pensado para ser bailado, sino que sólo lo adopta como forma.

Vemos, al igual que antes, que hay un Adagio después del minuet. Aunque no está pensado para ser bailado, se conservan las costumbres de alternar movimiento rápido con movimiento lento. Esto es muy antiguo y no les puedo contar ahora todo el trasfondo. Quedémonos con que era un práctica habitual, que nadie se planteaba demasiado. Igual que hoy nadie se plantea porqué en un cedé de cualquier cantante pop se alternan canciones de amor con las de desamor. No tiene mucho sentido pero se hace y nadie se lo cuestiona.

Por último, cierra la obra tildada como “Alla Pollaca”. En el clasicismo, como en el barroco, se conservaba aún -aunque entró en esta época en decadencia- el color sonoro de cada región. Por eso encontramos, por ejemplo, el famoso “alla turca” de Mozart.

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En este caso, “alla Polaca” se refiere a que debe interpretarse como una “polonesa”. Como curiosidad les contaré que las polonesas eran danzas típicas de carnaval. ¿Se imaginan nuestra fiesta de carnaval con esta música?

Suelen ser obras con carácter ligero y distendido. El ritmo característico nos recuerda, en cierto modo, a un trotar de caballos -aunque no tiene relación, es sólo para que vean el “tacatá-tacatá” característico). En este caso, escuchamos en numerosas ocasiones el tema principal, que se presenta al principio (hasta 0:11). Siempre, además comienzan con un acorde introductorio.

Les dejo dos ejemplo famosos de “polonesas”:

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