Foto d ela web del registro de la propiedad intelectual

Con casi todo lo referente a cultura puede llegar a pasar exactamente lo mismo que con el dinero: que sea de quién lo encuentre.

Y es que no es inusual hallar autores y creativos que se saltan un paso fundamental en sus creaciones; el registro de las mismas en la Propiedad Intelectual.

En estos días, me reuní con una actriz que participará en un proyecto de cortometraje para el que estoy terminando el guión original. Cuando hablábamos de las generalidades del rodaje, le comenté que esperaba poder pasarle el guión en breve, una vez revisado y registrado. Y fue entonces cuando ella misma me confirmó algo que ya sabía: hay muchos autores y artistas que se saltan este paso… y dejan sus obras “vulnerables”, en cierto sentido.

En literatura se “celan” bien los manuscritos, registrándolos antes de presentarlos a editoriales o certámenes, pero hay muchos artistas, más allá de las líneas, que no se toman tantas preocupaciones… y se exponen a lo que puede ser una experiencia muy desagradable: que alguien, literalmente, les robe la idea.

Recuerdo que cuando registré mi primera obra, la cordial responsable del Registro de la Propiedad Intelectual me hizo una afirmación terriblemente acertada al entregarme mi copia del registro cursado: ahora, tu libro es tuyo… Y así es.

Reitero la comparación con el dinero, ya no por “no tener dueño”, sino por el valor que conlleva. “Una idea” lo puede ser todo si queremos que nuestros proyectos tengan “valor”. Pero, y a pesar de la comparativa, en mi opinión, las ideas no tienen precio. O desde luego, no el bajo precio que supone el trámite de un registro.

Guiones, fotografías, composiciones, textos, poemas, vídeos… Un sinfín de obras de ARTE, de distintas manifestaciones culturales, que corren el riesgo, si no se registran, de que sufran la pregunta a evitar:

¿De quién fue la idea?

 

Jeniffer Castañeda García

www.porunacabeza.es