La Cadena Ser acaba de afirmar que el Festival de Música de Canarias ha dejado un agujero de 478 millones de euros

Festival de Música de Canarias

La frase “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad” la he visto atribuida a Goebbels y a Lenin.

Da lo mismo de quien fuera, lo que importa es que la frase es tristemente cierta y que se trata de una técnica que se utiliza con demasiada frecuencia.

Esto es lo que ha pasado con el Festival de Música de Canarias. Un cadáver con pérdidas millonarias durante años, un chiringuito de unos pocos privilegiados, que cuando se pretende enderezar y que esa inversión de dinero público llegue a más capas sociales, a más municipios, a más islas y que ofrezca una paleta cultural más amplia… ¡Se lanza una mentira repetida adecuadamente mil veces para convertirla en realidad!

La mentira se lanzó seis meses antes de que comenzara el Festival. Se lleva repitiendo ya casi un año. Y no es otra que «terremoto», «requiem», «desastre»,»fracaso» y epítetos similares.

Explicaba en varios artículos anteriores las más burdas mentiras que se han venido vertiendo sobre nuestro Festival:

  • La programación es mala, no tiene nivel. A las más que suficientes evidencias referenciadas en el artículo de que esta afirmación era falsa, hay que añadir ahora que las encuestas realizadas entre los asistentes a los conciertos la puntuación ha sido de notable alto. ¿Tendrán razón los que reconocen que no estuvieron en los conciertos o los que sí estuvieron?
  • El público huye en desbandada. Si cuando escribía el artículo existían ya suficientes indicios de que era mentira, ahora ya son evidencias. 30.666 asistentes frente a los 23.535 de 2016, los 27.689 del 2015 o los 18.890 del 2014.
  • Un sello de Canarias que nos ha dado prestigio, que ha atraído turismo y que hemos puesto en grave riesgo de desaparición. También en el texto ofrecía un torrente de datos que demostraba que ni el Festival tiene el prestigio internacional que nos gustaría, ni convocaba a un relevante número de turistas y mucho menos que va desaparecer. Precisamente es destacable la notable presencia de gente joven en esta edición frente a anteriores entregas, lo que, sin lugar a dudas, es una buena noticia para el futuro de un Festival que se venía ‘encaneciendo’ a marchas forzadas.

Pero ya tenemos nueva mentira. En este caso se trata de La Cadena Ser que acaba de afirmar que el Festival de Música de Canarias ha dejado un agujero de 478 millones de euros.

«Números rojos en el último Festival de Música de Canarias. La Cadena Ser ha tenido acceso a los datos de ejecución presupuestaria de este evento que terminó con cuantiosas pérdidas»… Así comenzaba la locutora esta noticia de los informativos de la conocida radio para darle paso a su compañero que afirmó, sin despeinarse, que el Festival de Música de Canarias deja un agujero de 478 millones de euros. Sí, han leído bien, la Cadena Ser afirma que el FIMC ha dejado una pérdida de 478 millones. Para que nos entendamos, unas cuarenta veces todo el presupuesto de cultura del Gobierno de Canarias. ¡Y dice el locutor que así no salen las cuentas! ¡Normal que no les salga!

Pero no contentos con esto, después de seguir bailando con cifras, afirma que el Festival pidió al INAEM 70 millones de euros. Nada más y nada menos que SETENTA millones de euros como si fuera posible tamaño disparate. Pero si el Festival de Granada tiene un presupuesto de 3,2 millones y el de Santander tiene casi 2 millones… ¿Va a pedir el de Canarias nada menos que 70 millones?

La culpa de este descalabro millonario es, según ellos, «la programación diseñada por Nino Díaz».

¡Que miedo me dan algunos medios que son capaces de decir cualquier disparate para soliviantar a la opinión pública y manipularla para su propio fin! Y encima se permiten el lujo de amenazar al que se le ocurra desenmascararlos.

Alguna persona generosa (tirando a tonta) podría pensar que añadieron tres ceros a las cifras sin querer… ¡Pero es que tampoco así se parecen!

La cifra solicitada al INAEM es de 130.000 euros (que en nada coincide con los 70 millones por ceros que pongas o quites) y las pérdidas de este año ascienden a 348.301,35 euros (que tampoco coincide en ningún número con los 478 millones ni restando la ayuda).

¡Claro que el Festival tiene problemas! ¡Menuda noticia! Los lleva teniendo decenas de años. ¿Por qué si no tuvieron que cerrar el SOCAEM? Y es por esta razón, entre otras muchas, por la que el Gobierno decidió acometer los necesarios cambios de un Festival que ya agonizaba. ¿Que queda mucho por caminar? Igual que le pasa a todos los festivales del mundo. Sin lugar a dudas. Pero aquí ya se han comenzado a dar pasos certeros en el buen camino.

Los 348 mil euros son un desfase muy significativo, eso es cierto aunque esté muy por debajo de la media de pérdidas que el Festival acumula en estos últimos 10 años (y en los 33 ya no digamos). Algo que nadie quiere poner sobre la mesa, Pero también hay que tener en cuenta que ha asistido más gente que en los últimos años, y que se han organizado muchos más conciertos, y en más municipios, y con más variedad, y a precios más asequibles, y que según las encuestas de satisfacción y las críticas musicales los conciertos han estado muy bien, con notable alto y, lo más importante de todo: el Gobierno de Canarias dedica solo un 0,37% del presupuesto a cultura cuando Cabildos dedican más del 3%, o el Ayuntamiento de La Laguna llega al 3,90% y mientras otras autonomías dedican 10 veces más recursos. Dedicar solo 1,3 millones de euros a un Festival que pretende ser referente en Europa cuando los festivales europeos cuentan con 60,5 millones de euros el Festival de Salzburgo, 41,4 millones el de Edimburgo o 16 millones el de Bayreuth es de risa. Aquí la cultura no se toma en serio pero se quiere fardar como si fuéramos los mejores. Pero que se haga sin dinero, por favor.

Otro factor que ha influido en el déficit, sin lugar a dudas, ha sido la nefasta propaganda que se ha lanzado desde unos medios de comunicación que, paradójicamente, han cobrado por promocionar el Festival pero que han hecho justo lo contrario, perjudicando la venta de entradas. Ya saben eso de «entre todos la mataron pero ella sola se murió».

Y por otro lado ¿quién es el administrador del FIMC? Es evidente que los directores artísticos son eso, directores artísticos. Y los coordinadores provisionales, lo que su nombre indica.

Es prácticamente imposible que un director o un coordinador lleve el 100% del peso de un Festival, incluyendo el día a día de los traslados de los instrumentos entre islas, y a los músicos, y los hoteles, cancelaciones de última hora y, en general, los costes de producción. Aunque lleve años, no puede encargarse de todo. Además es Canarias Cultura en Red la que lleva todos estos años dedicando trabajadores, esfuerzo y experiencia a esa labor. Y la propia Consejera es economista ¿Pero ha sido, acaso, el director del Festival el que tradicionalmente, además de organizar los repertorios, intérpretes, solistas, orquestas, grupos camerísticos, salas, patrocinios, alianzas, etc se ha dedicado a contabilizar taxis, billetes de avión, carga, rider, dietas, hoteles, alquiler de locales, backline, cajas acústicas, etc? Si fuera así, normal que se produzcan desfases importantes. Y si no ha sido así… ¿En qué trabajaban los demás?

Y además ¿esas diferencias a que se han debido? ¿A problemas del programa artístico? ¿Problemas de producción? ¿Problemas de contabilidad? ¿Problemas de patrocinios? ¿Problemas de permisos? ¿Problemas legales? ¿Problemas con Hacienda? ¿Problemas de provisión de fondos? ¿Problemas de personal? ¿Problemas políticos? ¿Problemas con la prensa? ¿Aparece esta cuestión en la memoria que este año sí se ha hecho por primera vez en 33 años?

Lo digo porque o analizamos todos los errores o nunca dejaremos de cometerlos.

Decía en otro artículo que recomendaba la lectura de un magnífico documento titulado ‘Music Festivals a Changing World. An International Comparison‘  que pueden descargarse gratuitamente aquí y que se trata de un estudio comparativo de festivales, realizado por solventes profesionales de distintas partes del mundo durante más de tres años y por nueve asociaciones de festivales europeos a los que posteriormente se unieron el Instituto Nacional de Investigación (INRS) y el Ministerio de Cultura y Comunicaciones de Quebec, que sitúa en un contexto crítico a estos festivales con la intención de obtener una comprensión de las nuevas políticas culturales que se deben aplicar hoy. No es casualidad que la pasada edición de nuestro Festival estuviera en consonancia con lo que en este documento se propone.

Esperemos que los responsables no se terminen creyendo las mentiras y acaben criminalizando a quien tan bien les ha servido en esta difícil tarea de iniciar el cambio y, por el contrario, decidan volver a poner el Festival en manos de los siempre para pacificarlos y que así dejen de utilizar sus armas de destrucción masiva política. Que ya empiezo a tener mis dudas razonables.

Si queremos parecernos a Europa, lo primero que hay que hacer en invertir como en Europa y no un mísero 0,35%. Y lo segundo que hay que hacer es aplicar las mismas políticas que están aplicando ellos en vez de mirar al modelo del siglo pasado que unos pocos, con mucho poder, quieren imponer.