Festival de Música de Canarias

Nuestro cacareado Festival Internacional de Música de Canarias es tan famoso, en el mundo entero, que ninguno de los directores de los principales festivales foráneos que han sido invitados, como miembros del jurado que tendrá que elegir al nuevo director, han aceptado la invitación.

Normal. Entre la candidata pepera al cargo de Consejera de Cultura y algunos medios de ‘desinformación’ que se dedican a desprestigiar al que ose tener talento, regando de fango al ya de por sí paupérrimo Festival, nadie quiere que ni de lejos se utilice su nombre para este menester. Es más, ya varios de los candidatos han tomado la decisión de renunciar a su presentación visto lo visto. Y es que la fama que tiene el Festival es de chusquero y no de otra cosa.

Mariate Lorenzo se ha quedado sin jurado, sin colaboradores y, lo más grave, sin apoyos ni dentro de su propio partido y anda desesperada buscando de todo esto y no lo encuentra.

También normal. Comenzó su mandato liderando el cambio del Festival hasta que los de siempre utilizaron sus púlpitos y sus amistades peligrosas para presionarla. En ese momento decidió girar 180 grados y ni quiso firmar el encargo al compositor canario ya comprometido verbalmente para el 2018, ni a los artistas canarios, ni a las bandas (que han sido los únicos conciertos que han dado beneficios en toda la historia del FIMC) ni nada que fuera salir del guión vociferado por la mafia grancanaria durante 33 años.

Lo único que tiene ahora son nueve presuntos candidatos al cargo (veremos si al final desisten o no) gracias a una aplicación laxa de la convocatoria, 9 miembros del jurado en estampida y un marrón considerable en el Parlamento porque ha conseguido, en tiempo record, poner a todos en su contra.