Hace un año escribía un artículo titulado «No se puede matar a un muerto«. El artículo venía a colación de otro publicado en La Provincia y firmado por Guillermo García Alcalde en el que este ponía el grito en el cielo por la bajada de ventas de los abonos del Festival de Música de Canarias.

bajada de abonos del FIMC

Lo realmente sorprendente es que un año después, con otra estrepitosa bajada de ventas de abonos, concretamente del 12% con respecto al año anterior, ya nadie pone el grito en el cielo sino que el mismo medio habla de ‘fidelización a 723 abonados’ y de que tienen garantizado el 60% del aforo en los auditorios capitalinos…

La realidad, sin maquillaje, es que el Festival de Música de Canarias lleva ya más de 11 años (por lo menos) en caída libre como demostraban los gráficos de mi anterior artículo. Nunca nadie quiso escribir al respecto, salvo el año pasado en el que todas las culpas fueron para el coordinador provisional Nino Díaz y como si fuera una cosa puntual de la pasada edición. Ahora que sigue la venta de abonos proa al marisco, vuelve a no tener importancia y se matiza que ha quedado compensada con la subida de precios o que se garantiza el 60% del aforo. Cualquier cosa menos asumir el problema, aplicar soluciones, leer la memoria, hacer caso al Plan Estratégico, escuchar a la Comisión Asesora, reunir al Consejo Canario de Cultura o hacer el concurso limpio y transparente para nombrar al director.

No creo que ya, a estas alturas, le queden dudas a nadie de la descarada connivencia entre las manos que mecen la cuna, el FIMC, los medios y la alta política.